The Economist: Venezuela podría convertirse en Cuba o algo mucho peor

Las más importantes editoriales del orbe cobran vida con las noticias que se generan en Venezuela, a horas de llevarse a cabo la elección de candidatos a una Asamblea Constituyente que no existe en los estamentos legales del país. Tras los últimos pronunciamientos del presidente estadounidense Donald Trump y sus vocerías, los ojos del mundo siguen muy de cerca los acontecimientos y las posibles consecuencias que una decisión de gran alcance por parte del gigante del norte pueda traer no sólo a la nación suramericana sino al mundo entero

Fiorella Perfetto

Una muestra es el texto que en la sección “Líderes” de la revista The Economist leerán hoy millones de personas a través de su portal y en la edición impresa. Expertos económicos avizoran lo indecible para Venezuela: “en lugar de una segunda Cuba o una China tropical, la Venezuela chavista con su corrupción, pandillas en el poder e ineptitud, corre el riesgo de convertirse en algo mucho peor”.

Los ciudadanos de la nación con las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo, más que Arabia Saudita, tienen hambre. “Más de ´un asombroso 93%´´ de ellos afirma que no pueden pagar los alimentos que necesitan, y tres cuartas partes de los venezolanos han perdido peso en el último año. Es así como el régimen que causó esta tragedia prevenible profesa gran amor por los pobres”.

Es la mirada cruenta que desde el exterior se refleja sobre la actual crisis venezolana, que mantiene a la población en protestas en la calles del país por más de cuatro meses en los que el aparato represor ha cobrado la vida de más de 110 personas. Mientras estas se desarrollan se hace cada vez más evidente el contraste entre las dramáticas estadísticas que reflejan el panorama social de los ciudadanos y los cientos y hasta miles de casos de malversación de fondos públicos por parte de los funcionarios casi siempre cercanos a los olivos del poder.

“Venezuela se convirtió en el país más corrupto de América Latina, así como en el de más ineptos en el poder. Es un ejemplo de libro de texto de por qué la democracia importa: las personas con gobiernos malos deben ser capaces de sacar a los vagos del poder. Es quizás por eso que el presidente Nicolás Maduro está tan ansioso por sofocar lo poco que queda de la democracia en Venezuela”, sentencia el portal especializado en economía y finanzas.

El llamado al que hace énfasis el artículo es “a salvar lo poco que queda de democracia” antes de la fatídica fecha, ese 30 de julio próximo en el cual “Maduro celebrará una elección fraudulenta para sellar la creación de una asamblea constituyente seleccionada a mano cuyo objetivo es perpetuar su impopular régimen socialista. Completará la destrucción de los poderes del parlamento, ahora controlados por la oposición y destruirá la integridad de las elecciones presidenciales”.

Las alarmas están encendidas. Aquellos que manejan los hilos de las economías más importantes del mundo desesperan porque esto no ocurra, ruegan porque prevalezca aunque sea una mínima gota de sensatez antes del domingo y que el proyecto totalitario no consiga su objetivo. La preocupación ha alcanzado niveles de miedo tras el anuncio del presidente de Estados Unidos en el que advirtió que tomará “medidas económicas rápidas y fuertes” de concretarse el proyecto madurista violatorio de la Carta Magna. Para The Economist, esto sería el mayor de los errores.

“El presidente Donald Trump está considerando ahora sanciones amplias tales como prohibir la importación de petróleo venezolano o que empresas estadounidenses trabajen en la industria petrolera de Venezuela. Eso sería un error: Maduro encontraría nuevos compradores para su petróleo en cuestión de meses. Mientras tanto, la gente común sufriría más que los leales del régimen. Y las sanciones amplias podrían fortalecer al régimen, porque la afirmación vacía de Maduro de que se enfrenta a la ´guerra económica´ de la América ´imperial´ tendría entonces algo de sustancia”, acota el texto.

Las proyecciones económicas para Venezuela no son las mejores. Cómo serlo si los indicadores señalan que “el ingreso por persona ahora está de vuelta donde estaba en los años cincuenta. La causa principal de esta calamidad es la ideología” que se instauró en el país, esa en la que se pregona el socialismo mientras se malgastan los dineros públicos, principalmente por los partidarios del régimen.

“Los débiles precios del petróleo y la inepta gestión resulta en el impago de las cuentas. Así que el Gobierno imprime dinero y culpa a los especuladores por la inflación resultante, que se espera que supere el 1.000% este año. El precio del mercado negro por dólares de los Estados Unidos es ahora alrededor de 900 veces el tipo oficial. Los controles de precios y la expropiación de empresas privadas han llevado a escasez de alimentos y medicinas. Con los hospitales desnudos de suministros, la tasa de mortalidad materna aumentó un 66% el año pasado. Funcionarios se aprovechan flagrantemente de su acceso a divisas y bienes básicos, mientras que Venezuela se ha convertido en una ruta privilegiada para el narcotráfico y por si fuera poco está inundada de armas”.

Pero no sólo el Gobierno y sus partidarios pesaron en el análisis. Y es que a decir de este medio, la oposición, “una alianza variada que lleva mucho tiempo entre la ambición personal y la no cohesión debe mostrar mucho más para convertirse en un gobierno alternativo creíble”.

Este medio, como otros muchos plantea desde su tribuna que la mejor solución a la crisis venezolana sería una transición negociada en la que Maduro terminaría su mandato pero respetaría la Constitución y el parlamento, liberaría a los presos políticos y garantizaría la ejecución de las elecciones regionales vencidas y que la contienda presidencial del próximo año se celebren de manera justa.

Pero por un lado, “quienes quieren salvar a Venezuela tienen una influencia limitada y deben acordar la figura de un solo líder”, y por otro lado “Maduro todavía puede contar con el ejército, con el que co-gobierna. Además el Gobierno controla toda la economía y conserva el respaldo de un uno de cada cuatro venezolanos, suficiente para poner a su gente en la calle. Y tiene el consejo de los funcionarios de seguridad de Cuba, que son expertos en la represión selectiva”.

Un consejo a Estados Unidos y Trump sobre Venezuela

Más que una medida de embargo al petróleo venezolano y sus derivados, al gobierno de Maduro le pesará mucho más que Estados Unidos intensifique las sanciones individuales tal y como dictó esta semana sobre 13 altos funcionarios del régimen. “A estos funcionarios se le retiraron sus visas, mientras que los bancos y las empresas estadounidenses tienen prohibido hacer negocios con ellos. Este esfuerzo resultará en una presión importante sobre las entidades financieras que revelarán información de interés sobre funcionarios que han escondido fondos públicos robados en el extranjero. La Unión Europea y América Latina deben unirse a este esfuerzo”.

No se espera que con estas medidas individuales el régimen cambie, pero presionarán al gobierno de Maduro. Una combinación de estas con una oferta en la que incluso se contemple inmunidad legal para funcionarios venezolanos en una posible negociación llevada a cabo por gobiernos extranjeros – aunque suene desagradable –  parece ser la única vía para lograr una transición pacífica de regreso a la democracia. “La otra alternativa podría ser una la violencia generalizada, de la que Maduro sería plenamente responsable. Ya hay signos de anarquía, con radicales en ambos lados que se desprenden del control de sus líderes”.

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