Unas cien empresas de maletín, fueron usadas para ocultar los frutos de la corrupción chavista en el manejo de PDVSA en los tiempos en que Rafael Ramírez era presidente de la estatal petrolera y ministro de Petróleo de Hugo Chávez. Una mafia de exministros colaboró para expoliar el equivalente a 2.000 millones de euros de la otrora rentable corporación.
La cabeza de esa extensa trama de corrupción era Diego Salazar, quien controlaba a esas 100 compañías fantasma. También blanqueaba capitales en la banca europea de acuerdo con una investigación publicada en el diario El País.
Entre 2004 y 2016 Salazar y Ramírez construyeron la red de empresas fantasma. La manera en que se construyó ese conglomerado demuestra la tranquilidad e impunidad con la que operaba Salazar en Venezuela. Esta es apenas una parte de todo el turbio manejo de fondos que se han hecho durante la revolución chavista.
De las 100 empresas ficticias la mayoría de firmas compartían domicilio fiscal, 39 de ellas se encontraban radicadas en un edificio propiedad de Salazar al este de Caracas. Otra llamada Inversiones CS, cuyo accionista era un primo de Salazar, tenía11 locales comerciales a su nombre.
Ahora mismo, los fiscalía chavista en Venezuela ha acusado a Salazar y su primo José Enrique Luondo por los delitos de corrupción, tráfico de influencias, legitimación de capitales y asociación para delinquir.